Fortalecimiento: motivación, clima de aula y gestión de aula

Considerando el trabajo desarrollado desde el 2017, en relación con la importancia de establecer un clima de aula favorable desde el inicio del año escolar se deben retomar algunos elementos puede ayudar a planear un inicio de año exitoso, recordando que crear un ambiente de respeto y empatía, una alta motivación por el logro de objetivos personales y académicos por parte de los estudiantes y una buena gestión de aula con base en rutinas, procedimientos de clase y normas claras es clave para propiciar cualquier tipo de aprendizaje.

Para ello se propone  revisar los documentos “Consideraciones generales para fortalecer los aspectos físicos en el aula multigrado” (Anexo 9. Ambientes de aprendizaje - multigrado) y “Rutinas de clase.

Adicionalmente se debe recordar a los docentes:
● Llevar a cabo actividades rompe-hielo y/o de construcción de equipos con los estudiantes para ayudar a consolidar el equipo que conjuntamente trabajará por más y mejores aprendizajes.
● Crear un ambiente positivo de aprendizaje: recibir a los estudiantes con un saludo enérgico y motivador puede generar un gran impacto en el aprendizaje.
● Para que los estudiantes puedan comprometerse profundamente con su aprendizaje, el aula debe tener una organización clara y definida, propiciando una atmósfera productiva, sin que sea autoritaria. Los estudiantes deben tener claridad en los acuerdos establecidos, saber qué pueden hacer y lo que pueden esperar de sus compañeros. Por ello es fundamental construir con los estudiantes acuerdos que guíen el comportamiento durante el año (de una manera similar a los acuerdos en CDA). Es importante involucrarlos en la construcción de estos acuerdos, establecer consecuencias en caso de incumplimiento, que estos compromisos sean escritos en una cartelera, firmados por todos y que sean publicados y visibles.
● Crear una cultura de aprendizaje: una cultura de aprendizaje es un ambiente de clase en el que se refleje importancia del trabajo realizado por los estudiantes y el docente, en el que se valora el aprendizaje y en el que existe la sensación de que lo que está pasando allí es importante.
● Reconocer los materiales dispuestos para enriquecer el ambiente de aprendizaje y el uso que debe dárseles a los mismos en el día a día, recordando que las aulas de clase deben ser espacios seguros y que todos los estudiantes deben poder ver y escuchar lo que está pasando para poder participar activamente. Tanto la disposición física del salón como los recursos disponibles proporcionan oportunidades para que el profesor ayude a sus estudiantes a avanzar en su aprendizaje.
● Establecer rutinas claras y consistentes desde el principio para mejorar la gestión de aula. Estas rutinas deben explicarse, modelarse e incluso practicarse para asegurar que todos los estudiantes tengan claridad de las mismas desde el inicio del año, teniendo presente que las rutinas trabajan el comportamiento del estudiante por lo que su adquisición requiere de tiempo y constancia.
● Asegurar que se lleven a cabo actividades que permitan al docente descubrir las fortalezas, estilos de aprendizaje y necesidades de su grupo de estudiantes. Un profesor comprometido no se rinde fácilmente. Cuando los estudiantes tienen dificultades en su proceso de aprendizaje (todos lo tienen en algún momento) hay que buscar herramientas didácticas para que todos tengan éxito planeando diversas actividades y estrategias.

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